Hablar de la historia de las haciendas en México es hablar de una historia que tiene dos caras, de un lado el desarrollo económico que tuvo México en la época colonial y en su vida independiente; y del otro, es reconocer la explotación que sufrió el pueblo nativo de México dentro del sistema de producción de las haciendas. 

Hablando concretamente de las haciendas en Yucatán, recientemente en el Estado, el término –hacienda– se ha asociado fuertemente al turismo y a los eventos sociales, puesto que estas construcciones antiguas han sido retomadas para ser utilizadas como paradores turísticos y/o hoteles, así como para locaciones de sesiones fotográficas o recepciones de eventos sociales, sin embargo, su historia está marcada por un pasado que en Yucatán 21 nos gustaría compartirte.

Por ello te invitamos a que nos acompañes en esta lectura y a que nos compartas tus experiencias o reflexiones sobre este tema

Se denomina hacienda a una finca agrícola de gran tamaño, caracterizada por una explotación de carácter laboral y con un núcleo de viviendas para sus trabajadores, normalmente de alto valor arquitectónico. Fue un sistema de propiedad de origen español importado en América durante la época colonial y que permaneció activo hasta la primera mitad del siglo XX.

La mayoría de las poblaciones de Yucatán estaban bajo este sistema, de hecho algunos registros calculan un total de 1000 haciendas henequeneras durante la época del auge del henequén, es por ello que, para nosotros los yucatecos es muy común haber escuchado alguna historia contada por un familiar relacionada con las haciendas o bien, con el henequén, historias que aún conmueven en la memoria de nuestros padres, abuelos o bisabuelos.

La historia de las haciendas henequeneras de Yucatán se empezó a escribir durante la segunda mitad del siglo XIX a consecuencia de la Guerra de Castas, debido a que muchas de las haciendas que se dedicaban a la agricultura o ganadería tuvieran pérdidas que obligaron a buscar otras opciones económicas.

Es por ello que se empezó a producir y a promover la fibra del henequén (conocida en el extranjero como Sisal); la cual proviene de un agave de origen endémico en esta región de México, del cual se han encontrado registros de que los mayas durante la época prehispánica también la conocían y usaban.

Ahora bien, las haciendas henequeneras conocieron su esplendor durante principios del siglo XX con el inicio de la industrialización para la obtención de esta fibra de agave, la cual vio su nacimiento gracias a la innovación en una máquina que facilitó su obtención, esta innovación fue realizada por José Esteban Solís a quien se le atribuye la primera máquina desfibradora de henequén

Al mismo tiempo que esta innovación ayudaba a la obtención de la fibra del henequén, la industria naviera en el extranjero aumentaba la demanda del henequén, ya que se usaba principalmente para la creación de cuerdas de todos los tamaños, las cuales eran utilizadas en los barcos para uso cotidiano, como el uso de las cuerdas para el anclaje en los muelles.

A consecuencia de la demanda, Yucatán comenzó a generar una riqueza que provocó que los agaves del henequén llevaran el sobrenombre de “El Oro verde” de Yucatán; pues tal fue la riqueza que se alcanzó en las haciendas, que llegaron a regirse como regiones autónomas con su propia moneda, su propia tienda, su propias reglas, factores que influyeron para que la explotación del pueblo maya se estableciera con más énfasis en el Estado.

Desgraciadamente esta riqueza, como se mencionó anteriormente, no contribuyó en el bienestar general de la población, y el pueblo maya fue el más afectado, a tal grado que fue subyugado a la explotación humana, la cual por las características sociales que se han documentado se le puede denominar como un tipo de esclavitud

Algunos de los testimonios y hechos sociales de la época, nos muestran que los trabajadores mayas realizaban jornadas de largas horas de trabajo con un pago mínimo que no les permitía comprar los productos básicos, por lo que recurrían a préstamos con el hacendado que no podían devolver, por lo que las deudas crecían y pasaban de generación a generación.

Como se describió anteriormente, las haciendas al ser regiones con su propia administración, aseguraban que el dinero permaneciera dentro de éstas e imposibilitaba a los trabajadores de poder buscar oportunidades en otros lugares puesto que no poseían nada. 

Desde castigos con látigos o encarcelamientos en los calabozos de las haciendas hasta el derecho de pernada, los abusos que el pueblo maya sufrió aún permanecen en la memoria de muchas personas que lo vivieron, y aunque pudiera sonar como abusos de una época muy lejana, algunos de éstos aún se practicaban hasta el año de 1980 cuando estaban en decadencia las últimas haciendas. 

La descripción y comprensión de los contextos anteriores es de suma importancia para comprender los motivos que ocasionaron la decadencia de las haciendas henequeneras en Yucatán.

El motivo más importante se relaciona a la Reforma Agraria que nació durante la Revolución Mexicana gracias a lucha que realizó Emiliano Zapata, (sin embargo, no fue implementada sino hasta el año 1940 por el Presidente Lázaro Cárdenas), dicha Reforma consistió en la repartición de tierras de los grandes hacendados al pueblo que la había trabajado, este hecho provocó que los grandes territorios de las haciendas fueran repartidos hasta en un 90% con los trabajadores. Si bien, fue un proceso lento y gradual, por lo que mientras se daba esta implementación de la Reforma muchas haciendas continuaron promoviendo el sistema de explotación de mano de obra.

Otro de los motivos fue la implementación de fibras sintéticas en el mercado, ocasionando una baja en la demanda de las fibras naturales como el henequén, pues la producción del Nylon iba a la alza. Esta situación de competencia de mercado, junto con los avances de la Reforma Agraria llevó a varias haciendas a la quiebra económica, pues ya no podían mantener el sistema de producción (basado en la explotación laboral) y tampoco poseían los recursos para mantener viva la industria de las fibras naturales en Yucatán.

Poco a poco las haciendas cayeron en el abandono hasta llegar a las ruinas, pues los trabajadores se liberaron de la esclavitud y fueron dejando de trabajar en éstas, empezaron a buscar otros trabajos, otros pasatiempos, comenzaron a dedicarse a cultivar su tierra.

Hoy en día recorrer el interior de Yucatán implica encontrarse con los vestigios de alguna hacienda, algunas son solo ruinas enyerbadas en completo abandono, otras se han convertido en hoteles exclusivos… Sin embargo, en Yucatán 21 pensamos que, si bien al día de hoy han reconstruido su esplendor de antaño con su magnífica arquitectura y sus grandes corredores, no debemos de dejar en el olvido lo que nuestros antepasados vivieron. 

Es importante releer nuestra historia, reconocer que la grandeza de las haciendas henequeneras fue gracias al trabajo de nuestros antepasados que prevalece en nuestra historia, nuestras costumbres y en nuestro ool, que significa espíritu en maya.

Yucatán 21.